Apellidos Pecellín y Villapecellín. Origen, heraldica, historia y genealogía del apellido Pecellín


Apuntes de investigación sobre los apellidos Pecellín y Villapecellín: origen, historia, heráldica y genealogía.

La Capilla de los Villapecellín

Si los Pecellín tuvieran un lugar de peregrinación
este sería la Capilla de los Villapecellín.



La Iglesia de San Juan, en pleno centro de Alba de Tormes, es un templo declarado Monumento Nacional, que fue erigida a finales del siglo XII y principios del XIII, conservando de su traza original la cabecera y parte anterior de los muros laterales, siendo el resto del siglo XV.

Con triple cabecera de traza románico mudéjar, su interior, de tres naves separadas por dos formeros del siglo XV, acoge un verdadero museo de arte religioso.

La joya principal es el Apostolado en piedra policromada y estilo románico bizantino de hacia el año 1200, que hoy preside la capilla Mayor, pero que anteriormente estuvo ubicado en la Capilla de los Villapecellín.

Entre las obras destacan un Calvario del siglo XIII, un Crucifijo gótico o un lienzo de Cristo atado a la Columna atribuido a Luis de Morales.
Capilla de los Villapecellín

Junto al Altar Mayor, en uno de los ábsides laterales, en la parte más antigua (S. XII) se encuentra la Capilla de los Villapecellín.  Esta encierra la parte arquitectónica más importante de la iglesia, decorada a base de arcos ciegos de ladrillo (trilobulados en la cabecera, de indudable influencia árabe) con basas y capiteles de arenisca. Estos últimos con decoración de hojas carnosas y apomados. Algunos con la policromía original.

En la parte baja del muro se encuentran los sepulcros de Diego de Villapecellín, camarero del Duque de Alba y corregidor de la Villa, su mujer y sus dos hijos varones.

Sepulcro de Diego de Villapecellín

Los sepulcros están repartidos por la capilla , dos a cada lado, y todos llevan escudo entre dos leones de relieve. Sobre ellos seis tallas en madera policromada del los siglos XVI y XVII representan a San Miguel abatiendo al diablo, Santa Águeda, Santa Apolonia, San Juan Evangelista (perteneciente a un calvario desparecido), San Vicente Ferrer y Santo Domingo de Guzmán.

En los sepulcros aún se pueden leer los epitáceos:

"Aquí yace sepultado Diego de Villapecellín, camarero que fue del muy ilustre e muy magnífico señor don García Álvarez de Toledo duque de Alba marqués de Coria, e su alcaide e regidor e corregidor desta villa de Alva, e falleció a XV de noviembre año de MDX."

"Aquí está sepultada Mari Álvarez de Estrada mujer del alcaide Diego de Villapecellín, e falleció a X de enero de M quatrocientos noventa e VII."

"Aquí yace el honrado cavallero Rodrigo Pecellín, hijo del alcaide Diego de Villapecellín, fallesció a XXI de hebrero año de MDXXIIII años."

"Aquí yace el honrado cavallero Alonso de Cabria hijo del alcaide Diego de Villapecellín, murió a VI días del mes de julio año de MDXXXXVI"

Sepulcro de Rodrigo Pecellín

  
  


"Vivencias" 
                                                   (De Manuel Villapecellín)



Manuel Villapecellín


En la iglesia de San Juan Bautista, en la Plaza Mayor de Alba de Tormes, hay, presidiendo el presbiterio, formando un semicírculo, un bellísimo apostolado de estilo románico, de piedra policromada. Este apostolado fue instalado allí en la restauración que de la iglesia hizo el conde-consorte de Alba, Martinez de Irujo, primer esposo de la actual Duquesa Cayetana.

Su primitivo emplazamiento era en la capilla del lado de la epístola, llamada de los Villapecellín, colocado sobre los sepulcros que dan nombre esa capilla. Si he de decir la verdad, la actual situación del apostolado es infinitamente mas adecuada que la primitiva. Lo que pasa es que en aquel anterior lugar era un apilamiento antiestético de imágenes, en un lugar estrecho y sombrío, sin lugar para gozar de una perspectiva suficiente para su contemplación, y en la actual es un maravilloso conjunto, sabiamente distanciado, cuya belleza puede admirarse como se merece.

Interior de la Iglesia de San Juan.
En el ábside de la derecha se encuentra la Capilla de los Villapecellín
No obstante, no puedo ocultar que me queda un cierto resquemor, nacido del hecho de que el traslado de las imágenes se llevó a cabo, no ya sin el consentimiento, sino ni siquiera el conocimiento de los últimos descendientes de aquel Diego Villapecellín, que para su enterramiento adquirió la capilla.

Me pide mi buen amigo Germán Pecellin, ( a quien para su regocijo llamo “primo”) que le escriba mis recuerdos y vivencias de la capilla y nada sería mas de mi gusto si ello fuera posible. Pero es que, habiendo nacido en Alba de Tormes, y pasado en la villa los primeros años de mi infancia, de muy niño fui llevado a Salamanca a donde la familia trasladó su residencia.

Sin embargo, si que te tengo un vagoroso recuerdo, aunque desvahído muy persistente de haber visitado la capilla, llevado de la mano de alguien, probablemente mi abuelo, Alvaro Villapecellín Linage, pues mi padre ya había fallecido. Habíamos entrado en la capilla, una vez traspasada la alta reja que la separaba del resto del templo, por una puerta que se abría con una llave que a mi se me antojaba, desde mi infantil perspectiva, descomunal. Y a la pálida y macilenta luz de una vela que apenas rompía la umbría del lugar, oía yo, aunque sin acabar de entender lo que oía, la lectura de las inscripciones sepulcrales. Y no entendía lo que se me leía, porque estaba atenazado por un insensato pavor, bajo la opresora mirada gélida, indefinible y hierática de aquellos inmensos fantasmas de piedra que me rodeaban, Este es un recuerdo imborrable. 
Iglesia de San Juan en Alba de Tormes

Temor que no era yo solo quien lo sentía. Mi madre, que de soltera vivía en la casa aledaña a la iglesia, que la rodeaba en urbano abrazo precisamente por el lado de la capilla, me contaría que ella sentía miedo al entrar en la habitación que con la capilla lindaba.

Después, años mas tarde, mozalbete, sólo en esporádicas y breves visitas estuve en Alba de Tormes, unas veces con algún familiar, y otras con amigos, (hacíamos la excursión a pié, desde Salamanca), y en estas ocasiones alguna vez visité la capilla, la verdad, sin interesarme demasiado en ella. Luego, pasados muchos años, al interesarme por la genealogía, si que estuve allí numerosas veces,, vi con detenimiento los enterramientos, hice fotografías, y hurgué en el archivo parroquial, esto sin mucho provecho, dicho sea de paso.

Y hasta aquí llegan mis remembranzas de la capilla de los Villapecellín.

                                                         Manuel Villapecellín 
                                                            Noviembre 2011.